En Oposiciones Guardia Civil Web vemos cada año el mismo fenómeno: opositores muy bien preparados caen por una tilde traicionera, una h que se cuela donde no toca o un latinismo que ya nadie usa en la calle. La prueba de ortografía no busca que cites a Nebrija; mide rapidez, limpieza y reflejos ante trampas reales. En 2019 se rozó el esperpento con frases llenas de términos rarísimos; desde entonces el examen se ha moderado, pero sigue penalizando el despiste con mano dura. Por eso conviene entrenar con palabras auténticas de examen y aprender su «trampa» habitual.
Más contexto que conviene recordar: en distintos años han surgido polémicas por grafías admitidas por la RAE pero poco usadas, como chavola, o por confusiones como jabeque/javeque que llevaron a anular ítems concretos. Son excepciones; lo normal es que el fallo sea nuestro por prisas o por no haber «visto» esa familia de palabras lo suficiente.
Bonus actuales muy típicos: opiáceos (2022)/opíaceos, cocaína (2022)/cocaina, rehizo (2022)/rehízo, legionarios (2022)/lejionarios, ungüento (2022)/hungüento, labios (2022)/lavios, sorbía (2022)/sorvía, bisnieto (2022)/visnieto.
1) Dos pasadas, dos objetivos.Primera pasada rápida para cazar errores claros (b/v, g/j, h fantasma, tildes evidentes). Segunda pasada lenta solo sobre lo dudoso. Marca en el borrador con un ✓ (seguro), ? (duda) y ✗ (error) y decide al final con la cabeza fría.
2) Juega en equipo con las «familias».Aprende palabras por raíces y derivados: adquirir → adquisición → adquirente; sujetar → sujeción; conmover → conmovido. Si la raíz te suena, la grafía «pide» su forma correcta.
3) Reglas relámpago que quitan muchos fallos.
4) Los pares que más te tienden trampas.v/b (obvio, no ovbio), g/j (gerente, no jerente; histriónico, no istriónico), c/s/z (específico, no expecífico), ll/y (subyugó, no subllugó), x/s (exceso, no esceso).
5) Tildes: gana por sistema.
6) Latinismos y cultismos: prudencia.Si dudan tus ojos, aplica descarte: la grafía castellanizada o la clásica aceptada por la RAE existe, pero el examen suele proponer barbarismos evidentes para pescar prisas. No inventes tildes ni dobles consonantes raras.
7) Pronuncia en la cabeza.«Escucha» la palabra al leer: separar sílabas mentales destapa errores como su-je-ción (y no sujección), e-bu-lli-ción (doble l), ca-chi-va-che (con v).
8) Elimina ruido visual.Las faltas típicas meten letras extra: commovió, esceso, hubicó. Si ves doble consonante o h intercalada sin razón, sospecha.
9) Entrena como compites.Haz simulacros cronometrados con listas «sucias» (mezcla fáciles y raras), corrige al instante y crea tu glosario personal de palabras que siempre te hacen dudar. Repite hasta que dejen de sonar extrañas.
10) Micro-hábitos que suman.Escribe a mano una mini-lista diaria de 10-15 palabras conflictivas; alterna dictado y autocorrección; y cada semana revisa solo tus errores recurrentes. Menos cantidad, más intención.
11) Gestión del tiempo sin heroísmos.No te cases con una duda. Si una palabra te roba demasiados segundos, márcala y sigue. Volver con la cabeza despejada suele darte la respuesta correcta.
12) Día D: orden y calma.Lee las instrucciones, respira, y aplica el mismo protocolo que en tus entrenamientos. La ortografía no premia genialidades: premia rutina y método.
La frontera entre apto y no apto no es suerte: es exposición a las familias de palabras que caen y entrenamiento con reloj. Practica con listas como esta, añade simulacros cronometrados y repasa patrones de v/b, g/j, h, x/s, ll/y y tildes. Cuando aboquillado, facsímil o cónyuge ya no te hacen dudar, estás más cerca de la plaza. En nuestra preparación trabajamos este bloque con ítems calcados de examen y corrección inmediata: precisión hoy, tranquilidad el día D.